La toma de conciencia y la adquisición de hábitos más ecológicos por parte de los ciudadanos comunes es de suma importancia, dado que contribuye a un efecto acumulativo y permite impulsar la adopción de políticas públicas más sustentables gracias a la presión de la sociedad. Sin embargo, es esencial resaltar la importancia de que cada vez más compañías adopten mecanismos y prácticas sostenibles y amigables con el ambiente. Las compañías, incluso las pequeñas, pero en especial las grandes cadenas, utilizan muchísimos más recursos que los consumidores individuales, en razón de lo cual los cambios implementados por una compañía tienen automáticamente un impacto mucho mayor en el ecosistema.
A lo largo y ancho de todo el mundo, cada vez más compañías se suman a la tendencia de adoptar prácticas más ecológicas. Incluso cuando estas prácticas son parciales o tienen efectos limitados, el impacto ambiental que tienen no es desdeñable. Grandes cadenas como Starbucks, por ejemplo, han adoptado la medida de eliminar todos los pitillos de plástico para 2020, además de buscar la utilización de vasos más sustentables, reciclables y biodegradables. Localmente, Frisby -la cadena colombiana de pollo frito que presta servicios en el país desde 1983- ha tomado la decisión de utilizar envoltorios elaborados a partir del bagazo de la caña de azúcar, un subproducto renovable y biodegradable, además de reducir el uso de pitillos en toda la cadena en un 65%. Estos cambios han sido implementados no solo en sus tiendas, sino también en sus entregas a domicilio -que Frisby lleva a cabo mediante su alianza con el sitio de delivery Domicilios-.
Este tipo de prácticas, además de tener un impacto directo, contribuyen a crear una cultura ecológica en los consumidores, motivando mejores hábitos de consumo. Por esta razón, tanto Frisby como Starbucks y otras cadenas con programas similares han implementado de manera paralela actividades pedagógicas y recreativas que sirven la función de educar y concienciar a niños y adultos sobre la importancia de cuidar el medio ambiente.
Para Colombia, uno de los principales desafíos en 2019 está en cuidar el agua, y la principal alerta indica que cada colombiano genera 24 kilos de plásticos de un solo uso cada año. Mediante la reducción en el uso de plásticos desde el sector de los restaurantes, y la creación de hábitos más sanos como eliminar el uso de pitillos o reemplazarlos por pitillos reusables, es posible reducir esta cifra y eventualmente limpiar los ríos y los mares de Colombia.